miércoles, 29 de enero de 2014

Agridulce..

en 8:16


Los días están compuestos por una serie de anécdotas monótonas mezcladas de sucesos y circunstancias cotidianas..




Desde que te levantas hasta que te acuestas hay una sucesión de acontecimientos.. A veces suelen darse situaciones inverosímiles, pero la mayoría, están compuestos por acciones comunes de la vida diaria, repitiéndose de manera monótona.. En ocasiones son alterados por detalles pequeños que pueden hacer girar todos los acontecimientos futuros, haciendo caer el sentido de lo habitual para hacerlo inusual..

El cambio solo solo se da de una manera violenta, como un vendaval inesperado que zarandea con energía las columnas donde fijamos nuestro esquema del día a día, imprevista metamorfosis que da lugar a posibles cambios afortunados o desgraciados..





 Si estos nos son favorables, nos invade de sensaciones agradables: Nos empapa de un fuego interno que nos aviva, nos despierta instintos ocultos que yacían tapados bajo las capas de incontables de parches que una vez taparon heridas..  Nos motivan a seguir adelante aferrándonos a esa meta que no logramos alcanzar..




Es extraordinario sentir la exaltación de un placer que no es tangible.. es una forma de elevar al espíritu, de dejar que el alma goce libre por nuestro interior, recorriendo las venas y arterias, colándose por cada órgano, invadiendo nuestro sistema nervioso y activando el subconsciente dormido..




 Sonreímos, el tiempo se para y sin saber cómo, nos encontramos envueltos en el aroma de la dicha..






Pero también puede darse el caso contrario..




Como podemos sentir la brisa fresca en nuestro rostro, el clima puede cambiar de repente y sin ni siquiera esperarlo, una tormenta se extiende furiosa sobre nosotras.. lluvia escandalosa llena de amargura, que sin pedir permiso, cae pesada sobre nuestras cabezas.. Nos inunda, casi ahoga.. y cuando la brisa sopla, deja de ser agradable..




Sentimos ese frío congelador.. temblamos pero no encontramos anhelo.. Aquello que brevemente nos recorría, templado y agradable, se congela sin vacilar y deja de transitar por nuestro interior, convertido en un tempano de hielo que cuando estalla, se transforma en pequeños cristales que nos desgarran desde dentro, arañándonos las venas y arterias, punzando los órganos y bloqueando nuestro sistema nervioso..







En nuestros labios puede reflejarse el dolor.. el tiempo se acelera y nos impregna la desconfianza..








Dos situaciones que se dan en un mismo momento.. unos sabores que se mezclan y nos dejan todo demasiado.. agridulce.


* DyabloRosa *

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